Paradoxus Luporum - Sergio Torres's video: Voz de canela - Paradoxus Luporum

Canción del disco de Paradoxus Luporum “Est” Composición; Letra y música por Sergio Torres (Paradoxus Luporum). Grabado y producido en la sierra norte de Madrid (Gandullas y la Acebeda) durante los años 2018 y 2019 por Sergio Torres (Paradoxus Luporum). Mezclado y masterizado por Víctor Núñez (Cúmulos y Estratos). Portada y diseño por Jesús García (@jota_visual). Si quieres conseguir un disco en físico (20 páginas de libreto y máxima calidad de audio) escribe a “jorito_tt@hotmail.com" o a la página de Facebook de Paradoxus Luporum. Voz de canela: Viniste azotando las nubes con tu abanico de plumas, trajiste el diluvio a este cuerpo que todavía rezuma la espuma del mar. Viniste enviada quizá por las musas de antaño, que saben que guardo su hechizo como oro en paño. Un baño de miel recorrió mis adentros, sólido, tímido, lento desde el silencio imposible, desde esa la luz invisible, sutil y fugaz que derraman tus dedos. Viniste fundiendo el acero que recorría mi vientre, dejaste un cubículo hueco y vacío en mi estómago indemne, inerte. Tú, tendiste en el patio interior de mi mente tus bragas, bailaste apacible descalza sobre mi alma. Después de la calma siguió la tormenta, cruenta, brava, violenta desde los cerros más altos, desde el afán por barrer los prejuicios que degradaban mis fuerzas. Mis ojos miraban tu esencia tras el cristal de mi mundo, mis dientes metían mordiscos a los relojes nocturnos, mi olfato sucumbía ante el sudor, se deleitaba ante el aroma indescriptible de tu danza inmaterial. En la brisa que venía despeinando el odio pude ver la luz del mar frente al amanecer. Tras los pétalos errantes que llegaron a mi habitación, te vi danzar sobre el hielo de mi corazón. Pudiste encontrar la ventana donde posaba mis labios, jugaste a buscar las palabras que aunaban los ecos tangibles de lo imaginario. Trajiste tu boca a mi piel con tu voz de canela, hundiste mi flaca estructura y el frágil esquema que justificaba el dilema inconcluso, ilógico, estéril, absurdo que limitaba mi entrega absoluta, que reprimía los cambios de ruta si osaba mi alma a extraviarse en tu rumbo. Viniste bravía junto a un huracán de insectos alados, posaron su exótica forma sobre mi pecho vacío, maltrecho, horadado. Llenaron mi espacio de luz, de energía y de flores, y ahora percibo mi mundo revuelto en colores. En los albores de mis sentimientos, supe mirar hacia el viento y pude acertar a encontrar mi cobijo, tras el cristal de tus ojos furtivos, cubiertos de duda y carentes de tiempo. La luz situó su fulgor en la sombra baldía, crecieron entonces las noches junto a la paz de los días. Viajé hasta el horizonte inmemorial, me despedí de la cordura y navegué con el presente como aval.