Doble Eme's video: Conocerte - Marta Aguadero

Madre mía, hoy vengo cargada con 1305 abrazos para que esta noche os sintáis un poco menos solos. Ni yo sé qué es lo que he hecho para que tanta gente me aguante día a día... He de decir que últimamente ando bastante pendiente de recitales / micros abiertos en mi ciudad. Ojalá pueda subirme a un escenario bastante pronto, y si lo hago, tened por seguro que seréis los primeros en enteraros. Gracias, millones de gracias por todo. twitter: @mullingarsm blog: http://diecinuevelineas.blogspot.com texto: El único contenido que me importa de este continente eres tú. Porque te he visto ser. Ser con los cristales empañados, con imperdibles en la manga de la camisa, con el estómago vacío, rompiendo todos los relojes de arena y haciendo castillos con ella y joder, qué bien se te daba. No sé qué cojones me pasa, pero últimamente te quiero sin querer. Me da por pintarte constelaciones en tu espalda llenas de própositos y ganas de comerte la vida y otra noche más la mía pende de un hilo. De saliva. En tu boca. Y eso de que cuando sonreías transformabas lo monocromático en un arcoiris que hasta los daltónicos eran capaces de ver y de que abrías las cervezas con la boca y de que siempre te ponías primero el calcetin izquierdo aunque no eras supersticioso es algo que ya me conozco de memoria. Y te juro que me pienso especializar en la rama de tus resacas, de tus idas y venidas, y de tu pendiente negro, para después poder contárselo a todo el mundo. Que eras. Que existías. Y que a mí me encantaba la manera que tenías de hacerlo. Deberías tener nombre de ciudad porque tú siempre fuiste hogar para alguien. Para mí, por ejemplo. Y es verdad eso de que no eras para tanto; tú lo eras para todo. Daba igual el día o la estación que fuese porque, permíteme que te diga, tenías catorce primaveras escondidas en las pestañas que cumplieron más deseos que cualquier diente de león estándar. Nunca te gustaron las mujeres cuerdas porque decías que te ahogaban. Tú eras más de paseos descalzos por las calles a las cinco de la mañana o de baños improvisados en la playa por la noche. Supongo que el amor es como una pistola cargada y tus caderas son las balas que acabaron con todo y todos, y yo otra suicida trapecista que hacía equilibrios en el borde de tu boca sin red ni nada. A pelo. Qué irónico.