Raul Diaz Acevedo's video: 139 Guitarra campesina Manuel Apablaza La pulga D cima por Ponderaci n

Manuel Apablaza Las Cañas. Constitución Región del Maule Temas publicados de la misma cantora: 81. El Pericón. Danza Tradicional del Centro – Sur de Chile (Maule – Ñuble) Tal vez este no sea un video que reciba muchas visitas, pero es un testimonio de nuestra cultura popular y tradicional que quiero dejar registrada para su estudio y comprensión Don Manuel Apablaza, cantor a quien le registré entre los años 1976 y 1978 allá en la costera comunidad de Las Cañas, Comuna de Constitución, caracteriza el canto masculino(datos de su biografía verlas en el video N° 81) A diferencia de la cantora mujer, que prefiere cantar tonadas y cuecas de corte amoroso, en los varones existe más interés por el canto a lo humano y a lo divino, en décimas y, en el caso de las cuecas, más bien las picarescas Para nutrirse de repertorio fueron aprendiendo décimas que aparecían publicadas en pliegos sueltos y cuadernillos a fines del siglo XIX y comienzos del Siglo XX. Aprendidas luego fueron trasmitiéndose de boca en boca y como la memoria a veces es frágil, en cada nuevo intérprete se iba perdiendo la versión original A fines del Siglo XIX los Poetas Populares como Bernardino Guajardo, Daniel Meneses, José Hipólito Casas Cordero, Nicasio García, Juan Rafael Allende, Juan Bautista Peralta y Adolfo Reyes fueron publicando sus Décimas y que iban vendiendo en las estaciones de ferrocarril y en las ferias y mercados de abastos, lugares donde encontraban su público. El formato preferido de estos versos eran la Décima Espinela, que en su estructura más clásica estaba compuesta de cuatro estrofas de diez versos (décimas) que glosaban una cuarteta y una última estrofa o décima de remate La aparición de las hojas de poesías conocidas como "lira popular", se remonta a comienzos de la década de 1860. El primer poeta en dar a imprimir sus versos fue Bernardino Guajardo, quien debe su fama no sólo a haber sido el cantor de los hechos de la Guerra del Pacífico (1879-1884), sino también al reconocimiento de sus sucesores, quienes lo consideraron como el mejor En 1933, cuando las hojas de versos dejaron de aparecer, se pensó en la desaparición definitiva de esta forma poética. Sin embargo, lo que ocurrió fue que su trasmisión continuó en forma oral, de cantor a cantor, y fueron fijándose en la memoria campesina esas viejas décimas. Hoy existe un despertar de esta forma poética cantada y se ha revitalizado el uso del guitarrón, con savia revitalizada y con nuevos poetas, muchos de origen campesino Hoy, cuando registramos versos que carecen de esta estructura, lo más probable es que estamos frente a una décima que en su trasmisión ha ido perdiendo, por olvido o mala memorización, la versión original, aquella que algún poeta popular escribió a fines del 800 o a principios del 900 En los sectores más aledaños a la Capital, lo más probable que el instrumento utilizado para acompañar las décimas a lo humano y a lo divino fuera el guitarrón o el rabel, pero ya alejándose de esta zona el instrumento siempre fue la guitarra A don Manuel, representante nato de esos cantores de décimas a lo humano y a lo divino aprendidas de la tradición y que, probablemente, vienen de los autores ya mencionados, le agradaban las décimas lo humano, especialmente las Por Ponderación, de mucho agrado de quienes le escuchaban. El canto servía para divertirse entre hombres al final de la jornada de trabajo… y este tipo de décimas fue la especialidad de él (y que decir de las cuecas, picarescas y de ponderación) La Pulga es una Décima Por Ponderación cuya particularidad es un vocabulario que hoy está en desuso, palabras campesinas que adquieren sentido entre las generaciones que ya se han ido. Acompañada de guitarra afinada por Tercera Alta (De la Prima a la Sexta. Do # - La – Fa # - Re – La – Re) No les quisiera contar todo lo que a mi me pasa de una pulga que mate de plata llene mi casa Solo de medio costado saqué cuatro mil hurones y seis mil cabrestones nueve mil lazos trenzados del cuero que me ha quedado y un costalaje saqué y un costalaje saqué para surtir ocho mil piaras y siempre me quedan garras de una pulga que maté La carne que se charquió fueron las presas más grandes y el huesamento quedó para entregarle al fondero y en doce mil si vaqueros no la pudieron voltear treinta mil, no es ponderar le juimos a sacar el cuero De la grasa que me dio de lo que llaman verijas saque treinta mil vasijas nueve mil plantas me dio Esto es porque estaba gorda y estaba en tan buen potrero y en doce mil si vaqueros no la pudieron voltear treinta mil, no es ponderar le juimos a sacar el cuero Veinte fondas sirvieron de treinta mil que comieron de treinta mil que comieron se empacharon quince mil y les vuelvo a repetir de que me quedan las patas de lonco, librillo y guata ya todo se reclaró y el corazón me rindió veinte mil pesos en plata Edición: Raúl Díaz Acevedo. Septiembre de 2021