Un Café con Galat's video: VIDEO: OBEDECER A DIOS O AL PAPA VIDEO PARA UN CAF CON GALAT

¿Obedecer a Dios, o al Papa? Programa Un Café con Galat. Mayo 18 de 2016 Acaso, ¿Dejó de Ser lo Mismo? En la Iglesia católica, desde siempre se ha sabido que obedecer a Dios y al Papa es lo mismo, que “obedecer a Dios significa obedecer a la Iglesia, y esto, a su vez, significa obedecer al Papa y viceversa”, esto ha sido así desde siempre, en especial desde el papado de Gregorio VII (7°), quien mediante la publicación del Dictatus papae, llegó a ordenar la Iglesia ante los desmanes de la autoridad monárquica y feudal de su época, concentrando el poder eclesial central en la figura papal, sin duda alguna, inspirado por el Espíritu Santo, con lo que se consiguió desde entonces conducir a buenas aguas la “Barca de Pedro”. Grande virtud es la obediencia, camino de perfección y cosa agradable a Dios, de su enseñanza está llena la Sagrada Escritura, de ella justa y bellamente han dicho algunos santos: “La obediencia es la hija predilecta de la humildad” San Agustín. “Sin obediencia no hay santidad”. Santa Teresa de Jesús. “Nadie es verdaderamente humilde si no está sometido a toda criatura, y primeramente y por encima de todo, a la Santa Iglesia nuestra Madre”. San Francisco de Asís. “Hay que obedecer hasta el límite de la moral”. San Alfonso María Ligorio. Obedeced más a los que enseñan que a los que mandan”. (San Agustín) En estos tiempos de confusión, de herejía y apostasía generalizada, manifiestas incluso desde la misma jerarquía de nuestra Iglesia, tiempo del imperio del espíritu modernista que pretende acomodar la Palabra de Dios al mundo y congraciarse con él, para no contravenirlo, con el fin de no inquietar ni molestar a nadie con la verdad liberadora del Evangelio; para seguir en la búsqueda del cumplimiento de la voluntad de Dios, cual es y debe ser el propósito de todo bautizado, se hace necesario saber con claridad, hasta dónde estamos obligados a obedecer a quienes nos guían. Como un sentimiento generalizado, que nace del sentir del pueblo, surge hoy un gran desconcierto, al ver con asombro que algunos de nuestros pastores pretenden conducir su rebaño de almas por terrenos inhóspitos y por profundos precipicios, escabrosas sendas empinadas y resbaladizas, que a ningún buen destino llegará. Esto, por medio de la negación temeraria de los dogmas o verdades de nuestra fe, por la “modernización” de la iglesia, mediante “actualizaciones” o “agiornamientos” de las normas morales y éticas, fundadas en los diez mandamientos y en las enseñanzas de Dios a través de su Palabra. Por medio de la imposición de un nuevo orden humano, contrario al orden establecido por Dios. Doctrinas humanas que quieren imponerse sobre las divinas. Hoy el pueblo de Dios quiere reconocer en la voz de sus guías, a la voz del pastor, pero no siempre puede hacerlo. Porque las ovejas reconocen la voz del legítimo pastor, así lo enseñó el Señor en Juan 10, 14 y 27: “Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí… Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”. La Obediencia Perfecciona Si la obediencia a la verdad purifica y perfecciona, como lo señala 1 Pedro 1, 22: “Por su obediencia a la verdad, ustedes se han purificado para amarse sinceramente como hermanos. Ámense constantemente los unos a los otros con un corazón puro”. Pero, ¿cómo hacer que la obediencia sea un acto lícito y meritorio y no envilecedor y cómplice de los obligados a ella? texto completo ver: