universidaddlacumbia's video: Se quema el mercado de Piura - Armon a 10

Ay el mercado se quema, agua, agüita no hay. La noche del 29 de abril de 1985 no se ha borrado de la mente de doña Mercedes Sandoval, tampoco de la señora Contreras, menos de los chinitos de afuera. El fuego de una cocina, cortó en el acto el proyecto de unas dos mil personas, con Moscú y todo. En esa época, el Sol de Oro comenzaba a decaer, Alan le ganaba a Barrantes, el Charro Requena y Ciro Feria postulaban a una senaduría, y en la ciudad oh, novedad-, escaseaba el agua. Esa tarde todo confabuló. Por una parte fue el agua, si Makuko, el agüita que no había; Paredes Maceda había mandado a rehabilitar la pista y veredas de la Av. Country, y para ello debían cortar el fluído hídrico desde las seis de la tarde, dejando con los brazos cruzados a los bomberos de Piura, Catacaos y al apoyo de la FAP. Por otra parte el viento, que le redujo la chamba al fuego unas 5 horas. La cereza del pastel fue humana, los vigilantes del Mercado Modelo, dedicaron las desesperadas horas del siniestro, en recuperar la mercadería que quedaba para ellos. Los puestos habían cerrado como de costumbre, al ocultarse el sol; las vivanderas de Moscú hace apenas un rato habían levantado sus mesas, cuando todo empezó. Lo primero en ser consumido fue el ala izquierda, el lado de los restaurantes, seguido luego por lo que ahora comprende el área de electrodomésticos y librerías, el fuego dio vuelta en U y continuó por la ermita del Señor de los Milagros quién, según los comerciantes, no sufrió ningún daño-. Al bordear las tres de la mañana, el fuego aún continuaba. Los almacenes de aceite comestible, alcohol, kerosene y polietileno ubicados al costado de las vivanderas, ayudaron a que el fuego se extendiera, en tiempo y espacio. Los comerciantes limitados por un cordón humano de la Guardia Civil-, nada pudieron hacer por sus negocios. Ésa noche murió asfixiado el Teniente 2º Fidel Zeta Gómez. Desaparecieron cerca de 2 mil puestos y las perdidas ascendieron a los 50 millones de soles de oro. Los militares del Cuartel Grau tuvieron que intervenir para dispersar a los vándalos. Y las miradas impotentes de tantos piuranos, quedaron resumidas en una lágrima lastimera. Una lágrima que clamaba por una explicación, y por la mano de alguien. Ayúdenme, todavía quedan cosas, fue el grito general. Hoy, después de casi 24 años, vuelvo a caminar por ese mercado. Ahí sigue la sección de carne, y la imagen del Cristo. Ahí sigue también doña Mercedes. Ahí siguen todos, las sonrisas me hacen pensar que nunca ocurrió nada. No pasó nada Makuko, no pasó nada, todo fue una salsa, una salsa al agua, al agua que nunca llegó. Fernando Rios fernandoerre@hotmail.com